lunes, 31 de agosto de 2009

domingo, 30 de agosto de 2009

AMÉRICA TIENE ALMA

Largometraje -Documental de Carlos Azpúrua


A pesar de su dramatismo esta película esta centrada en una fiesta, la máxima expresión de alegría y reconciliación colectiva en Bolivia El Carnaval de Oruro. Todas las clases participan de esta fiesta dionisíaca, hermanados por un regocijo en el que muertos y vivos se encuentran bajo el espíritu de las deidades ancestrales y modernas. En esos días por las calles de Oruro caminan los dioses junto a la virgen y el “Tío” y cada quién a su manera le agradece también a la madre tierra, la Pachamama.

Como en toda fiesta en esta también perviven anhelos de esperanza, allí siguen acechando los conflictos que no mueren, los odios y las pasiones, la ideología y la sinrazón. Amigos y enemigos danzan en un corro de vida y muerte, apenas finalizada la fiesta la masacre podría recomenzar. Pero aún permanecemos todos ahí en ese interregno, celebrando vida y muerte aun como dice el presidente indígena. “¡Esperanza!” y con esperanza Latinoamérica observa con el alma en un hilo esa danza dramática, al borde de la tragedia y con la mirada puesta en el futuro.

La historia latinoamericana está llena de sangre y sacrificio, de México a la Patagonia, de Guatemala a Santo Domingo, los habitantes del subcontinente alimentaron con su sangre las grandes hogueras de la insurgencia pensando que nutrirían el porvenir. Las grandes masacres del pasado, el sacrificio de tantos y tantos y la conciencia del significado de ese sacrificio nos enfrentan hoy a la real posibilidad de lo nuevo, exigen al alma de los vivientes una nueva comprensión del pasado y un esfuerzo intelectual sin precedentes para descifrar los irresueltos enigmas del futuro.

Esta notable película que expresa la coherencia y continuidad de la obra cinematográfica de Carlos Azpúrua participa de un proceso de madurez creadora que tienen su origen en Yo Hablo a Caracas se prolonga en el gran fresco de Amazonas El Negocio de este Mundo y culmina en América tiene Alma. Para percibir esa madurez arduamente buscada, basta dejarse llevar por el efectivo flujo de la edición que interrumpe la ceremonia subterránea con un disparo. “¡Septiembre Negro!” la matanza, otra matanza en América Latina, el tiempo regresa y se detiene de nuevo. Son Los Mayas sacrificados despiadadamente en Guatemala, son los pueblos arrasados por el batallón Atlacatl en El Salvador, son los indígenas de la Selva Lacandona bajo las balas del ejército y los paramilitares es la memoria interminable del exterminio haciéndose presente una vez más. Pero hay un dato inédito que cataliza la memoria, hace fluir el nuevo el tiempo: el Presidente es un indio, ¡Evo Morales! Declarado “Héroe Mundial” de la madre tierra, por considerarlo máximo exponente y paradigma del amor de la “Pachamama” palabra aymará que significa “Madre tierra”.

¿Qué dice entonces el Presidente que soportó la represión, el exilio interior, la humillación racista y la soledad? No es de lamento su expresión, tampoco es de temor y ciertamente no habla de venganza y retaliación “¡Esperanza!” dice, no repite como hacen los otros “¡Septiembre Negro!” una frase que siembra el terror “¡No hay septiembre negro, no octubre negro sino de esperanza”! repite.